Hace media
hora que espero acá: Estación Orbital Nu-Tzú, por la estrella Zeta Tauro.
Poly me avisa
si aparece un transbordador: dentro, quien reciba mi paquete en un bolsillo del
sobretodo.
Apoyado en una pared, miro en derredor el caleidoscopio de seres,
colores, olores en flujo, en lo que creo es una feria infinita. Tenía miedo de
que me notaran distinto, un intruso; mas entre tanta diversidad, ser como soy
da lo mismo que ser un camaleón.
Debo
aguardar al emisario de los NaLaDai, raza de la que sabemos poco: no se
describieron a sí mismos en los datos que nos dieron. Y no entiendo por qué les
es TAN importante una bolsa de cacahuates. Pero bueno, cada raza estelar tiene
su raye, como los Uturulus y su locura por los ajíes puta parió… en fin.
Suspiro preguntándome con qué me encontraré, bajo una bandera enhiesta color
rojo sangre y oro.
Y mi mirada
enfoca a una Dama alta, cabellera multicolor, cara de Diosa serena y a la vez
inquieta buscando algo. Quedo sin aliento.
Sin pensar, levanto una mano en
gesto de saludo y Poly me confirma:
CONTACTADA SU RED PERSONAL
IDENTIFICACIÓN CHEQUEADA
ES LA EMISARIA NALADAI
CÓMO MIERDA LO SUPISTE
Sonriendo
se acerca a mí, una aparición envuelta en una nube de velos, que revelan cada
detalle de su figura sin mostrar nada. Tímida, me da su mano.
Y cómo
tomarla sin que sospeche que me estoy muriendo…
Intercambiamos
frases rituales. No nos entendemos: Poly y su equivalente conversan por
nosotros. Su tono de voz me sorprende como si fuera, no sé, guatemalteco. Al
oírme, se ríe.
Basta ya, no doy más, le doy la bolsa de cacahuates: ella se
sorprende, en un gesto de inmensa gracia. Tomada la bolsa, me hace una
reverencia, casi parece arrodillarse.
Y sin dejar de sonreír da media vuelta y
se va, masticando un cacahuate sin mirar atrás, dejándome como una estatua,
envuelto en un aroma como de jazmín que parece acariciarme.
Poly me
despierta, como siempre:
TE ME ESTÁS AFRANCESANDO
Navegando
de regreso, estoy muy callado.
Poly no
cree en ningún romanticismo. En la pantalla principal titila su opinión:
QUERÉS ESE PUBIS ANGELICAL
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